domingo, enero 13, 2008

Sin arrepentirse

Quizás no todos nuestros planes se hallan concretado como lo deseamos, quizás boicotiaron nuestros esquemas mentales, quizás la vida nos abatió y nos desorientó en lo que alguna vez deseamos. Estos "quizás" no ocurren por un azar, sino más bien por una sincronizidad con nosotros mismos y el entorno. Algo dificil de entender y de explicar, pero es como un mensajillo implicito en nuestras derrotas, en nuestros triunfos y en nuestra espera.
Es el sentimiento que te entrega aquella tranquilidad despues de haber superado un conflicto, un problema o una pena. Es la sensación de darse cuenta de que las cosas son así por algo, apesar de que ese algo no lo conozcamos en su totalidad, aquel "algo" nos entrega una extraña seguridad de nuestro presente, del ahora y de hacia donde voy caminando.
Las incongruencias de alguna forma nos van guiando la vida, lo que no logramos obtener frente a lo que somos (una gran diferencia abismante) son una especie de destino que se va mostrando en pausas, aquellas pausas que nos dan las derrotas. El procesar lo que nos ha ocurrido nos limpia los sentidos, nos volvemos otros, con las mismas ropas, pero con distintos propósitos.
Por todo esto hay que agradecer las pausas y malos momentos que nos estancaron un día, pues gracias a ellos somos lo que somos, gracias a todo lo que está atrás es que yo escribo esto, que comprendo un poco mejor y puedo decir sonrrientemente que no me arrepiento.
Miremos la vida como una verde mesa de pool, en donde nosotros somos las bolas, diferentes unas de otras, cada una con su color caracteristico y numero distinto, aquellas son como las personas que van chocando con nosotros, por algún desconocido azar que nos otorga la sincronicidad de los movimientos que se van generando si nosotros -bola blanca- alcanzamos nuestro objetivo o no, como un juego de vaiven, de ir y venir que en cierto punto nos desconcierta, pero tiene su objetivo, tiene su porque y su destino. Chocamos unos con otros, chocamos de mala forma, esquivamos ciertos impactos o apreciamos el encuentro con otros, todo esto nos forma, nos transforma y nos pule.

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