martes, julio 01, 2008

3:55

Puedo escribir los versos más incomprendidos esta noche, escribir por ejemplo que mis intenciones de escritura las desconozco, más segura estoy de que ahora me domina la inercia motriz de mis manos envueltas en una sensación extraña, que no calza con ninguna categoría de las que aparecen en mi diccionario de bolsillo.
En realidad miento, o mejor dicho, unos segundos antes fui una ignorante al volante (al teclado), ahora aparecen cosas de las cuales puedo escribir, no tienen nombre, no sé de donde vienen, pero se me hacen muy agradables y adorables, es como una invasión bienvenida y a la vez agridulce. Se escucha una voz tranquila y observo la silueta de una sonrisa congelada, que de vez en cuando me regala palabras acarameladas y flores para florecer este desierto.
Pero yo no entiendo nada, soy un montón de cosas abatidas en una caja invisible y frágil, no sé llamarlo por su nombre, quizá sea el miedo, quizás sea mutuo o quizás me estoy equivocando.
Sentirse un "Rayuela" de emociones como diría Julio, no es casualidad, creo que solamente falta el manual de lectura y comprensión, falta el empujón para saltar, falta que alguien escuche que han tocado el timbre, alguien está de pie en la puerta buscando el sentido de todo esto, la dirección.

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