Quizás todo parte desde el "big bang", de nuestra creación, nuestro origen, el caos, la sincronicidad de la materia, mitosis, división, el cuerpo, su expansión. ¿Seremos seres modelados por el caos?
Las causas y los efectos, el lanzar y el caer, gravedad en nuestras conductas y en nuestro pensar, se congregan en una síntesis con el fin de expresar algo, caen con el peso de movernos "hacia", nos guía al "hacer", el actuar parece ser el fiel reflejo de este caos interior.
Aquellas circunstancias caóticas parecen ser el inicio para... el prólogo de un nuevo comienzo, el replanteamiento de la historia. Es ese empujoncito que va más alla de nuestras disposiciones, más allá del deseo y del pensar. Es como un orden universal, un equilibrio que comienza desde el caos. Polos opuestos, pero congruentes entre si, se entrecruzan por cumplir siempre aquel objetivo: el de hacernos sentir nosotros seres auténticos, el coraje de mirar la vida a la cara, encararla y ocuparse de ella.
Los extremos nos limitan, nos sesgan de una buena forma, dependiendo de cuanto abarcamos como personas. El caer en extremos -lo cual nos lleva al caos- nos da una vista panoramica del final, de las consecuencias que esto podría presentar. El caos nos proporciona si observamos atentamente una predicción, una crónica anunciada de lo que podría suceder. Repito: si observamos bien, si sentimos bien, si pensamos bien y reflexionamos, podemos ser capaces de convertirnos en unos utilizadores del caos, el saber distinguir los efectos antes de las causas.
Aqui no hay perdedores ni ganadores, hay solo personas abatidas por los designios de los caos y sus consecuencias. Aquellas coincidencias de los encuentros, personas que generan caos con nosotros, parece ser a veces, graves molestias y obstáculos en nuestras vidas. Pero no es más que vivir, no es más que la cotideanidad de las relaciones, de la gravedad en nuestras acciones, las cuales nos conducen por aquellos laberintos interminables de cuestionamientos y juicios, muchas veces mal fundados, mal elaborados. Juicios que nos encadenan al ciclo, nos encierran en el laberinto. Tendremos entonces que caotizar nuestras vidas, nuestros momentos, nuestros recuerdos, nuestras horas, para realmente darnos cuenta y saber valorarnos. El caos, se nos ha transformado en el accesorio de nuestras incapacidades humanas, en la llave maestra, pero de doble filo, que nos abre puertas y respuestas, muchas respuestas... a fin de saciar temporalmente nuestras incertidumbres.
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