Como buscando nuevas fronteras, con buenos augurios y una pesada maleta llena de historias sin intenciones de un final feliz. Sin brújula, sin norte. Pérdida en un montón de cosas, que más vale evadir mirando por la ventana o fumando un cigarro disonante, que comenzar a darle sentido y fundamentos.No sé como uno llega a situaciones que uno en realidad no quizo y no pensó, son impulsos que la vida te hace tomar a ciegas, son cosas a las cuales es necesario aferrarse para sentirse un poco viva en esta vida de muertos, es un retorsijón de estómago que te dice "siéntelo", pero en el sentir no siempre está el entender, y yo no entiendo, como es que esta montaña rusa va decayéndo, y el frio y el miedo nuevamente albergan esta historia, el progresivo desvanecimiento de la sorpresa y de sentirse en casa ajena. Recáe en la necesidad de sentirse escuchado, cálido y esperado.¿a donde se supone que debemos colgar estas batallas perdidas?, ¿a donde es correcto desplazar este sentimiento de desamparo y extrañamiento de lo que una vez confiamos?. Sentirse como una mascota abandonada de sus dueños, caminando sin rumbo, sin entender, vulnerable y traicionada.No culpabilizemos las consecuencias, el miedo a... el aislamiento, no somos culpables, somos victimas de las consecuencias, somos el mal resultado de un impulso de buenas intenciones, un proceso mal elaborado, una ausencia de gratitud y reconocimiento.Ser un residuo que bruscamente cae de un pedestal ilusorio, ser y no ser, cumplir una función de relleno. Malos observadores de los detalles, seguirán buscando lo superfluo en sus ojos de perspectiva ilusoria, su faltante, su poco criterio de seres incompletos.
(invierno, 2008)